Un inusual convoy avanzaba este martes hacia la frontera selvática entre Argentina y Brasil, tras horas sorteando caminos con embotellamientos. Dentro de una jaula de hierro especialmente diseñada, transportada sobre un camión y escoltada por vehículos con cuidadores y veterinarios, viajaba Pupy, una elefanta africana.
Después de más de tres décadas en cautiverio, Pupy se dirige hacia una vida mejor. Fue la última elefanta en permanecer en el antiguo zoológico de Buenos Aires, un lugar duramente cuestionado por sus condiciones antes de transformarse en un ecoparque hace nueve años.
Pupy (que se pronuncia “Pupi” en español) inició el lunes un viaje de 2.700 kilómetros desde el barrio porteño de Palermo rumbo a su nuevo hogar en el santuario de elefantes de Mato Grosso, Brasil, en plena selva amazónica.
La travesía, que se prevé dure varios días, dependerá del clima, el tránsito y los controles fronterizos. Hasta la noche del martes, la elefanta se encontraba cruzando la provincia misionera, en el noreste argentino.
Durante el trayecto, Pupy permanece de pie dentro de su jaula. Se alimenta de frutas, verduras, pasto y suplementos vitamínicos, mientras es vigilada constantemente por cámaras y por personal argentino y brasileño en paradas programadas.
Prepararla para este traslado llevó meses. “Está viajando de forma impecable”, contó María José Catanzariti, veterinaria y gerente operativa del ecoparque de Buenos Aires. “A veces en las primeras 24 horas no quieren comer, pero Pupy sigue alimentándose sin problema”.
Pupy es una más entre más de mil animales —incluyendo elefantes, leones, tigres, osos y primates— que han sido reubicados en santuarios internacionales desde que el zoológico capitalino se convirtió en ecoparque en 2016.
Fuera del cautiverio, muchos de estos animales comienzan nuevas etapas en entornos más verdes y espaciosos. Un ejemplo es Sandra, una orangutana que dejó su vida solitaria en el ecoparque en 2019 para instalarse en el Center for Great Apes en Florida, donde convive con 22 ejemplares de su especie.
En el Santuario de Elefantes de Brasil ya habitan cinco elefantas asiáticas, entre ellas Mara, una exelefanta de circo que también vivió en el ecoparque y que fue trasladada al refugio hace cinco años. Hoy, recorre al menos 10 kilómetros diarios.
Este santuario está diseñado para que los elefantes recién llegados puedan readaptarse al entorno natural, recuperar comportamientos propios de la especie y establecer vínculos con otros paquidermos, algo difícil de lograr en condiciones de encierro.
Sin embargo, Pupy deberá pasar un tiempo en soledad, ya que por ser africana no puede convivir con sus pares asiáticas. Se espera que en el futuro se le una Kenia, otra elefanta africana que vive en un zoológico de Mendoza, también criticado por sus condiciones.
Kenia está en plena etapa de preparación para su traslado, que la llevará al mismo refugio brasileño de amplias hectáreas, pensado para emular el hábitat natural de estos majestuosos animales.